Para Viktor Frankl, padre de la logoterapia, «el humor, más que cualquier otra cosa en la existencia humana, proporciona el distanciamiento necesario para sobreponerse a cualquier situación, aunque sea un instante». No estaba equivocado: según la ciencia, una buena carcajada puede darnos, literalmente, cuatro años más de vida.
Escribía Mark Twain que la raza humana encuentra en la risa «un arma verdaderamente eficaz»; una que hasta los médicos recomiendan. Si bien es cierto que, en tiempos de crisis, tomarse las cosas con humor parece una tarea complicada, la gelotología –la ciencia que estudia los efectos de la risa– ha demostrado sus beneficios tanto para el cuerpo como para la psique humana.
La risa, desde el punto de vista más biológico, es una respuesta fisiológica a un estímulo, innata en el ser humano y algunos primates: con apenas cinco semanas de vida, los bebés ya comienzan a esbozar sonrisas. Investigadores de la Universidad de Stanford han demostrado que el solo acto de sonreír le envía la señal al cerebro de que somos felices, de que nos estamos sintiendo bien. Y funciona también con la risa falsa: otro estudio encontró que la risa simulada o autoinducida tiene los mismos beneficios que la verdadera pues «el cuerpo no puede distinguir entre la risa genuina, que podría resultar del humor, y la risa autoiniciada como ejercicio corporal».
Precisamente, sobre esta base, en los últimos años ha ganado popularidad una práctica de origen indio llamada yoga de la risa. Este método, que actualmente existe en más de 100 países, combina técnicas de respiración yóguica (pranayama) con ejercicios de risoterapia. Los fundadores de Laughter Yoga International sostienen que reírse a voluntad ayuda a la oxigenación del cuerpo y aumenta los niveles de energía de los participantes. También contribuye a la salud física y mental, aumenta la creatividad, el rendimiento y nos hace ser más productivos. Asimismo, estimula la motivación y mejora nuestras relaciones interpersonales.
Y hay más.
Libera tensión muscular
Al tomar aire en una carcajada, el alto contenido de oxígeno estimula los pulmones y el corazón. Por eso, reír contribuye a la circulación, aumenta el flujo por los vasos sanguíneos y ayuda a que los músculos tensionados se relajen.
Reduce el estrés y alivia el dolor
Cuando estamos sometidos a una alta presión, nuestro sistema nervioso desata la respuesta de lucha o huida, incrementando los niveles de cortisol y acelerando nuestro ritmo cardiaco. En cambio, cuando reímos, nuestra hipófisis libera endorfinas, las sustancias químicas que estimulan las zonas cerebrales relacionadas con el placer y el bienestar. Así, se disminuye la frecuencia cardíaca y la presión arterial, aliviando el estrés y produciendo una sensación de relajación. Además, las endorfinas se conocen como la morfina endógena, por lo que reír produce efectos analgésicos naturales. Hay que sumar las otras tres protagonistas: dopamina, oxitocina y serotonina. La primera es la responsable de las sensaciones placenteras, mientras que la serotonina es conocida como la hormona del bienestar y la oxitocina como la hormona del amor.
Alarga la vida
Todos los efectos a corto plazo de reír se traduce en beneficios de largo alcance: según un informe de la Sociedad Española de Neurología, las personas risueñas tienen un 40% menos de problemas vasculares y viven de promedio 4 años y medio más.
Fortalece el sistema inmunológico
Los pensamientos negativos desatan reacciones químicas que aumentan el estrés en el sistema nervioso y disminuyen la inmunidad del cuerpo. Por el contrario, los pensamientos positivos pueden liberar neuropéptidos que ayudan a combatir el estrés y las enfermedades potencialmente más graves.
Sirve tanto como meditar
La risa también estimula las ondas cerebrales de tipo alfa, que se producen cuando creamos, meditamos o dormimos. Pero, además, estimula también las ondas gamma, que activan todas las partes del cerebro de forma sincronizada. Según el doctor Lee Berk, investigador de Loma Linda University, «la risa alegre produce inmediatamente las mismas frecuencias de ondas cerebrales que experimentan las personas en un verdadero estado de meditación».
Mejora el estado de ánimo
Como era de esperar, la risa ayuda a mejorar la satisfacción personal, a subir la autoestima y a reducir los síntomas de trastornos mentales como la depresión y la ansiedad. Activa el sistema de recompensa del cerebro y ayuda a reducir el miedo.
Contribuye a la resiliencia
Como bien explica el fundador de la logoterapia, Viktor Frankl, en El hombre en busca de sentido (Herder), el humor sirve como arma para la supervivencia y la resiliencia: «El humor, más que cualquier otra cosa en la existencia humana, proporciona el distanciamiento necesario para sobreponerse a cualquier situación, aunque sea un instante».