Durante 85 años, la Universidad de Harvard (EE.UU.) ha realizado el estudio científico más longevo de la historia sobre la felicidad y este es el resultado.
El Estudio sobre Desarrollo Adulto comenzó en 1938 con cerca de 700 adolescentes a quienes se acompañó a lo largo de sus vidas, monitoreando periódicamente sus alegrías y dificultades, su estado físico, mental y emocional.
¿Qué descubrió?
La calidad de nuestras relaciones es el mayor predictor de nuestra felicidad y salud, en la medida que envejecemos . Nunca es tarde para «energizar» esas relaciones o construir conexiones nuevas.
Si bien, el hallazgo no es una sorpresa, lo curioso fue descubrir que quienes tienen relaciones más cálidas se mantienen esencialmente más saludables a medida que envejecen.
¿Por qué pasa?
El estrés es una parte natural de la vida. Si pasa algo estresante en la mañana, habrán cambios en el cuerpo: aumentará la frecuencia cardíaca, subirá la presión arterial, muchas cosas sucederán en el cuerpo para enfrentar un desafío. Es la llamada «reacción de lucha o huida».
“ Si sucede algo que me molesta, que es estresante, puedo ir a casa y hablar con mi esposa o llamar a un amigo, y si son buenos oyentes puedo sentir que mi nivel de estrés baja . Pero si no tengo a nadie así, si estoy aislado y solo, mi cuerpo seguirá en estrés”, expresa a la BBC Robert Waldinger, profesor de psiquiatría de la Universidad de Harvard y maestro Zen, es el cuarto director del estudio.
Lo que llevará a que existan niveles más altos de hormonas del estrés como el cortisol circulando en la sangre y niveles más altos de inflamación en el cuerpo. Y estos factores, gradualmente, desgastan y descomponen diferentes sistemas corporales. De esta forma el aislamiento social y la soledad podrían afectar las arterias coronarias y las articulaciones.
Por lo tanto, tener buenas relaciones nos ayuda a procesar mejor las emociones difíciles porque las relaciones a menudo nos permiten, en primer lugar, hablar sobre lo que sentimos y tener un sentido de pertenencia.