El coronel no tiene quien le escriba es una novela breve de Gabriel García Márquez que cuenta la historia de un coronel que espera, desde hace quince años, la asignación de su pensión por los servicios prestados a la patria.
Es una narración que reflexiona sobre la esperanza y la resignación, sobre las consecuencias de mantener los principios y la dignidad personal en una sociedad corrompida.
El libro fue escrito por su autor durante una estancia en París, en 1955. No fue publicado sino hasta 1961.
El coronel es un veterano de la guerra de los mil días que sirvió a las órdenes de Aureliano Buendía. Vive, junto a su mujer, en una modesta casa de la costa colombiana.
Desde hace quince años espera que le asigne una pensión, a la que tiene derecho por haber servido durante la guerra civil.
Por esa razón, todos los viernes va a la oficina de correos del puerto, con la esperanza de ser finalmente notificado de la asignación de la pensión.
Pero la situación económica del coronel y su mujer es precaria, y apenas tienen para alimentarse.
Además, tienen un gallo de pelea, heredado de su hijo Agustín, quien fue asesinado por repartir información clandestina hace unos meses.
En la alimentación del gallo se va el poco dinero que tienen, así que se ven obligados a vender las pocas cosas de valor que conservan para poder comer. Su mujer, sin embargo, lo convence de que lo mejor es deshacerse del animal.
El coronel, entonces, intentará regalarles el gallo a los amigos de su hijo, pero estos se niegan a aceptarlo y le asegurarán que se encargarán de la alimentación hasta las peleas de enero, en la que esperan ganar mucho dinero gracias al animal que, aseguran. , es el mejor del departamento.
No obstante, su compadre don Sabas, hombre rico y padrino de su difunto hijo, le aconseja que venda el gallo, pues le podría pagar hasta novecientos pesos, y le comenta que tiene un cliente que podría estar interesado en comprárselo por cuatrocientos.
El médico, enterado del negocio, disuade al coronel de la venta: don Sabas se lo compraría en cuatrocientos pesos y más tarde lo vendería en novecientos.
De todos modos, el coronel tendrá varios días para tomar una decisión, pues don Sabas ha salido de viaje y no regresará al pueblo sino hasta la semana entrante.
Un viernes, de camino a la oficina de correos, el coronel recuerda que han comenzado los entrenamientos del gallo para las peleas de enero y pasa por la gallera.
Allí ve cómo una multitud aplaude y ovaciona al animal. Entonces el coronel, entusiasmado por la escena, toma la determinación de no vender el gallo y se lo lleva a su casa.
Su mujer lo recrimina por su decisión, le llama la atención sobre la miserable situación que están pasando. A lo que el coronel responde de manera categórica y memorable.
Fuente: Fabián Coelho Licenciado en Letras
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